En el mundo entero, uno de los más grandes interrogantes en materia ambiental es ¿qué hacer con el plástico? Sabemos que no se degrada, que cada día se generan cientos de toneladas de desechos de éste y que su tratamiento y reciclaje es difícil, aún en los países desarrollados.
Sin embargo, en Colombia el plástico de diferentes tipos tiene futuro y su utilización se dará en todo lo que la imaginación quiera crear. En Agroexpo, la feria que actualmente se realiza en Bogotá, el SENA adecuó todo un pabellón del recinto de Corferias para exponer su contribución al sector agropecuario colombiano.
Sin embargo, mientras esperaba probar una galleta de café en la exposición del SENA, me topé con una mesa llena de plástico molido. Lo último que esperaba ver en Agroexpo era una muestra de polietileno o polipropileno: mi expectativa se reducía a vacas, caballos y tractores. Entonces decidí acercarme a la mesa y de repente un soldado se hizo a mi lado. Con sus ojos llenos de emoción (requisito indispensable en todo soñador que emprende la conquista de sus metas) me mostró su proyecto.
Se trata de la MADERA PLÁSTICA, hecha a partir del plástico reciclado (envases de cualquier especie). El proceso se inicia moliendo el material dos veces. Posteriormente es lavado y luego fundido para luego darle la forma que la imaginación decida. En la muestra, Jorge Rocha, soldado de mi pueblo que está vinculado al programa de Emprendedores del SENA, exhibe orgulloso los resultados de su idea: postes para corrales y cercas, barandas, vigas que en su interior tienen una varilla de hierro para hacerlas más fuertes y permitir el uso de este material en la construcción de viviendas e incluso de puentes.
Entonces le pregunté ¿esto se puede utilizar para hacer casas? Claro, me respondió, esto sirve para todo lo que su imaginación quiera hacer. Luego me mostró los postes y recordé el problema que tienen los campesinos con los cercados de sus parcelas, pues cada cierto tiempo tienen que internarse en el monte, talar árboles y sembrar los postes para luego alambrarlos, pues la humedad y la intemperie hacen de las suyas con la madera vegetal dejando los cercados prácticamente inútiles después de un breve tiempo. Aún recuerdo a un campesino que tenía un toro enamorado que decidía conquistar a su vaca arrancando los cercados.
Sin embargo, los postes de este material producto del reciclaje de plásticos, es inmune a las plagas, a las sustancias corrosivas, a la humedad y a la intemperie. Estas ya son unas grandes ventajas para que el uso de estos postes se masifique. El hecho de salvar cientos de árboles en las diferentes regiones del país debe ser un argumento contundente para impulsar esta idea.
Pero la madera plástica no se queda ahí. Mientras un poste de cemento puede durar entre 10 y 15 años, el de plástico tiene una vida útil de 300 años y una garantía de 50. Otro hecho importante es que el material se trabaja con las mismas herramientas que la madera vegetal: se puede tornear, curvar o termoformar, tallar y pirograbar.
Y aún hay más: la idea de Jorge Rocha es aplicable para estructuras marinas en plástico, muelles, camas, invernaderos, cuartos fríos, plazas de toros, carrocerías y todos los usos que de manera usual se le da a la madera.
Dos cosas llaman la atención de este proyecto: lo interesante que resulta la idea en términos financieros por la duración del material y sobre todo, el componente ambiental, pues además de la preservación de los bosques mediante la conservación de los árboles, también contribuye de manera decidida a darle un destino útil y duradero a los diferentes tipos de plástico.
Bien por el SENA. Que bien por el soldado Jorge Rocha. Felicitaciones a la ingeniera Sandra Patricia Herrera, instructora del SENA y a Elkin Gualtero, administrador del medio ambiente. Son estas ideas las que marcarán la diferencia y permitirán la construcción del país.
Sin embargo, en Colombia el plástico de diferentes tipos tiene futuro y su utilización se dará en todo lo que la imaginación quiera crear. En Agroexpo, la feria que actualmente se realiza en Bogotá, el SENA adecuó todo un pabellón del recinto de Corferias para exponer su contribución al sector agropecuario colombiano.
Sin embargo, mientras esperaba probar una galleta de café en la exposición del SENA, me topé con una mesa llena de plástico molido. Lo último que esperaba ver en Agroexpo era una muestra de polietileno o polipropileno: mi expectativa se reducía a vacas, caballos y tractores. Entonces decidí acercarme a la mesa y de repente un soldado se hizo a mi lado. Con sus ojos llenos de emoción (requisito indispensable en todo soñador que emprende la conquista de sus metas) me mostró su proyecto.
Se trata de la MADERA PLÁSTICA, hecha a partir del plástico reciclado (envases de cualquier especie). El proceso se inicia moliendo el material dos veces. Posteriormente es lavado y luego fundido para luego darle la forma que la imaginación decida. En la muestra, Jorge Rocha, soldado de mi pueblo que está vinculado al programa de Emprendedores del SENA, exhibe orgulloso los resultados de su idea: postes para corrales y cercas, barandas, vigas que en su interior tienen una varilla de hierro para hacerlas más fuertes y permitir el uso de este material en la construcción de viviendas e incluso de puentes.
Entonces le pregunté ¿esto se puede utilizar para hacer casas? Claro, me respondió, esto sirve para todo lo que su imaginación quiera hacer. Luego me mostró los postes y recordé el problema que tienen los campesinos con los cercados de sus parcelas, pues cada cierto tiempo tienen que internarse en el monte, talar árboles y sembrar los postes para luego alambrarlos, pues la humedad y la intemperie hacen de las suyas con la madera vegetal dejando los cercados prácticamente inútiles después de un breve tiempo. Aún recuerdo a un campesino que tenía un toro enamorado que decidía conquistar a su vaca arrancando los cercados.
Sin embargo, los postes de este material producto del reciclaje de plásticos, es inmune a las plagas, a las sustancias corrosivas, a la humedad y a la intemperie. Estas ya son unas grandes ventajas para que el uso de estos postes se masifique. El hecho de salvar cientos de árboles en las diferentes regiones del país debe ser un argumento contundente para impulsar esta idea.
Pero la madera plástica no se queda ahí. Mientras un poste de cemento puede durar entre 10 y 15 años, el de plástico tiene una vida útil de 300 años y una garantía de 50. Otro hecho importante es que el material se trabaja con las mismas herramientas que la madera vegetal: se puede tornear, curvar o termoformar, tallar y pirograbar.
Y aún hay más: la idea de Jorge Rocha es aplicable para estructuras marinas en plástico, muelles, camas, invernaderos, cuartos fríos, plazas de toros, carrocerías y todos los usos que de manera usual se le da a la madera.
Dos cosas llaman la atención de este proyecto: lo interesante que resulta la idea en términos financieros por la duración del material y sobre todo, el componente ambiental, pues además de la preservación de los bosques mediante la conservación de los árboles, también contribuye de manera decidida a darle un destino útil y duradero a los diferentes tipos de plástico.
Bien por el SENA. Que bien por el soldado Jorge Rocha. Felicitaciones a la ingeniera Sandra Patricia Herrera, instructora del SENA y a Elkin Gualtero, administrador del medio ambiente. Son estas ideas las que marcarán la diferencia y permitirán la construcción del país.