Es difícil entender la constante afirmación de que no hay empleo en el campo colombiano, cuando en la zona cafetera y en el departamento del Tolima está a punto de perderse una parte importante de la cosecha de café de este año.
Desde hace tres cosechas, la mano de obra escasea en esta importante zona del país y los caficultores se ven a gatas para contratar recolectores del grano.
Es más: mientras que en el Eje cafetero, a estas alturas, solo se han podido contratar a 45 mil trabajadores cuando se requieren 60 mil (es decir, falta el 25% de personal para cubrir las necesidades del sector), en el Tolima se requieren con urgencia cerca de 6 mil recolectores de grano, especialmente en los municipios de Líbano, Fresno, Villahermosa y Anzoátegui.
En este sentido, un cultivador tolimense aseguró que "seguramente se perdió alguna parte de la cosecha del segundo semestres por la falta de manos para coger el café. Sin embargo, el grano sigue madurando y aún faltan recolectores".
Mientras tanto, las ciudades se ven inundadas por campesinos que buscan sostenerse con las sobras de los habitantes de la ciudad, mientras en el campo, se corre el riesgo de perder las cosechas por falta de mano de obra que pueda recoger los frutos.
Los más afectados con esta escasez de mano de obra son los pequeños caficultores que han orientado sus cultivos a la producción de cafés especiales, lo que requiere además, una mano de obra calificada para la recolección.
¿Qué pasó con los recolectores del grano? Según un análisis de El Tiempo, hay tres razones para el déficit en la mano de obra: la migración del campo a la ciudad, la carencia de motivaciones para aprender desde jóvenes el oficio y la desbandada de trabajadores del campo a los cultivos de coca.
Desde aquellos tiempos en que a un grupo de países, presionados por algunas multinacionales tostadoras, les dio por eliminar el pacto de cuotas cafeteras, que eran controladas por la Organización Internacional del Café, los caficultores comenzaron a padecer presiones desde varios sectores: al bajonazo en los precios internacionales del grano, se sumó la “competencia” de los narcotraficantes que requerían de esa mano de obra para recoger la hoja de coca. Es importante recordar que esta situación fue advertida con tiempo por el entonces presidente de la Federación de Cafeteros de Colombia, Jorge Cárdenas Gutiérrez, quien intentó, por todos los medios, convencer a los representantes de varios países consumidores, de las consecuencias que traería el desmonte del pacto.
Sin embargo, la presión consiguió el resultado que esperaban: se desmontó el pacto y de paso se llevó por delante a miles de recolectores que tuvieron que pasar de la legalidad de los cultivos de café a raspar coca en las selvas colombianas.
Con la falta de recolectores los costos se han incrementado: mientras hace poco tiempo se pagaban entre $150 y $200 por kilo recogido, ahora el salario oscila entre los $200 y los $300.
Si en el campo hay cerca de 50 mil empleos disponibles, ¿porqué seguiremos viendo a miles de personas en los semáforos, muchas de ellas haciéndose pasar por desplazadas, cuando en varias regiones del país se requieren con urgencia sus conocimientos y experiencia campesina? Es que esa cifra empleos vacantes prácticamente quintuplica el número de empleos que genera el sector arrocero en el país... ¿entonces, definamos: hay desempleo o hay desempleados?
Desde hace tres cosechas, la mano de obra escasea en esta importante zona del país y los caficultores se ven a gatas para contratar recolectores del grano.
Es más: mientras que en el Eje cafetero, a estas alturas, solo se han podido contratar a 45 mil trabajadores cuando se requieren 60 mil (es decir, falta el 25% de personal para cubrir las necesidades del sector), en el Tolima se requieren con urgencia cerca de 6 mil recolectores de grano, especialmente en los municipios de Líbano, Fresno, Villahermosa y Anzoátegui.
En este sentido, un cultivador tolimense aseguró que "seguramente se perdió alguna parte de la cosecha del segundo semestres por la falta de manos para coger el café. Sin embargo, el grano sigue madurando y aún faltan recolectores".
Mientras tanto, las ciudades se ven inundadas por campesinos que buscan sostenerse con las sobras de los habitantes de la ciudad, mientras en el campo, se corre el riesgo de perder las cosechas por falta de mano de obra que pueda recoger los frutos.
Los más afectados con esta escasez de mano de obra son los pequeños caficultores que han orientado sus cultivos a la producción de cafés especiales, lo que requiere además, una mano de obra calificada para la recolección.
¿Qué pasó con los recolectores del grano? Según un análisis de El Tiempo, hay tres razones para el déficit en la mano de obra: la migración del campo a la ciudad, la carencia de motivaciones para aprender desde jóvenes el oficio y la desbandada de trabajadores del campo a los cultivos de coca.
Desde aquellos tiempos en que a un grupo de países, presionados por algunas multinacionales tostadoras, les dio por eliminar el pacto de cuotas cafeteras, que eran controladas por la Organización Internacional del Café, los caficultores comenzaron a padecer presiones desde varios sectores: al bajonazo en los precios internacionales del grano, se sumó la “competencia” de los narcotraficantes que requerían de esa mano de obra para recoger la hoja de coca. Es importante recordar que esta situación fue advertida con tiempo por el entonces presidente de la Federación de Cafeteros de Colombia, Jorge Cárdenas Gutiérrez, quien intentó, por todos los medios, convencer a los representantes de varios países consumidores, de las consecuencias que traería el desmonte del pacto.
Sin embargo, la presión consiguió el resultado que esperaban: se desmontó el pacto y de paso se llevó por delante a miles de recolectores que tuvieron que pasar de la legalidad de los cultivos de café a raspar coca en las selvas colombianas.
Con la falta de recolectores los costos se han incrementado: mientras hace poco tiempo se pagaban entre $150 y $200 por kilo recogido, ahora el salario oscila entre los $200 y los $300.
Si en el campo hay cerca de 50 mil empleos disponibles, ¿porqué seguiremos viendo a miles de personas en los semáforos, muchas de ellas haciéndose pasar por desplazadas, cuando en varias regiones del país se requieren con urgencia sus conocimientos y experiencia campesina? Es que esa cifra empleos vacantes prácticamente quintuplica el número de empleos que genera el sector arrocero en el país... ¿entonces, definamos: hay desempleo o hay desempleados?