La diplomacia fue pisoteada. Una vez más Colombia tuvo que pasar una vergüenza enorme por cuenta de un embajador: Claudia Rodríguez de Castellanos pasó con mucha pena y poca gloria por la embajada de Colombia en Brasil. Nuestro país pagó un precio muy alto por 30 o 40 mil votos que es lo que representa la señora Rodríguez de Castellanos y su Partido Nacional Cristiano.
Sabíamos que no se podía esperar nada distinto de lo que ocurrió, pues ella seguramente tendrá (nunca asistí ni a los cultos ni mucho menos a las predicaciones de la Misión Carismática Internacional) una excelente capacidad para los sermones y la oración, pero siempre generó dudas sobre sus talentos para asuntos de gran trascendencia.
Esos 30 o 40 mil votos han sido endosados a muchas empresas electorales: cuando la señora Rodríguez llegó al Senado, lo hizo en representación del Partido Nacional Cristiano, un movimiento que se proclamaba independiente, renovador y con ideas propias. Pero la primera decepción para sus seguidores se produjo el 20 de julio de 1992, cuando Claudia Rodríguez decidió destapar sus cartas, proclamarse liberal natural y participar en la elección del presidente del Senado que ganaría, gracias al voto de Claudia, el entonces senador José Blackburn. ¿Cómo explicar que una Senadora de un movimiento independiente, se revela de pronto como liberal y participa en una delicada decisión de un partido tradicional como el liberal?
Pero esas explicaciones estaban de más para los seguidores de los pastores, Claudia y César, y que creen la propaganda política del Partido Nacional Cristiano, cuya sede ha estado tradicionalmente en las instalaciones administrativas de la Misión Carismática Internacional.
En cuanto a su gestión como Senadora, solo presentó un proyecto de ley (el de la mujer cabeza de familia) que logró sacar adelante gracias al apoyo del entonces senador Álvaro Uribe Vélez. De resto nadie escuchó su voz, ni participó en un debate, ni buscó ejercer control político: solo “calentó” puesto. Pero eso fue suficiente para que sus seguidores respaldaran al papá de Claudia, el señor Alfonso Rodríguez, quien fue elegido para el Concejo de Bogotá.
Unos años más tarde, Claudia, quien vivía en Cajicá, decidió lanzarse como candidata a la Alcaldía Mayor de Bogotá. ¿Pero cómo, si vivía en Cajicá? Eso tampoco les importó a sus seguidores, que la respaldaron decididamente con los 30 o 40 mil votos. Claro, la fe ciega de los pastoreados no le alcanzó para llegar a la Alcaldía.
En las últimas elecciones para el Consejo, el representante del Partido Nacional Cristiano, Orlando Castañeda Serrano, locutor de MCI radio (antes Radio Fantasía) y seguidor de los Castellanos, fue elegido para ocupar una curul en la corporación distrital, gracias a que esos 30 o 40 mil votantes lo conocen y tienen el nombre presente del ahora pastor y antes locutor. Pero Castañeda Serrano le cedió su lugar a su segundo renglón.
La última aparición de la señora Rodríguez de Castellanos fue en la embajada de Colombia ante el Brasil. En una de las primeras columnas de Atrabilioso nos preguntamos cómo era posible que se nombrara a una persona de tan desconocidas habilidades diplomáticas, a la que sus seguidores llaman la doctora, para un cargo de representación internacional VITAL para nuestro país. Pues la respuesta eran, y siguen siendo, los 30 o 40 mil votos que le permitieron ocupar la embajada por 8 meses hasta que el gobierno brasileño (que vergüenza) informó que la embajadora era “poco activa” y que asistía a algunas reuniones en las que no pronunciaba palabra y de otras se marchaba sin despedirse. A tal punto llegó la situación, que el gobierno brasileño decidió adelantar todas las gestiones diplomáticas a través de su embajadora en Colombia.
Después de la renuncia, Claudia Rodríguez de Castellanos anunció que lanzará su nombre para el Senado de la República en una extraña coalición con Cambio Radical de Germán Vargas Lleras. ¿Llegará nuevamente al Congreso la señora Rodríguez de Castellanos con sus pocas realizaciones y después de dejar en vergüenza al país? Amanecerá y veremos.
Sabíamos que no se podía esperar nada distinto de lo que ocurrió, pues ella seguramente tendrá (nunca asistí ni a los cultos ni mucho menos a las predicaciones de la Misión Carismática Internacional) una excelente capacidad para los sermones y la oración, pero siempre generó dudas sobre sus talentos para asuntos de gran trascendencia.
Esos 30 o 40 mil votos han sido endosados a muchas empresas electorales: cuando la señora Rodríguez llegó al Senado, lo hizo en representación del Partido Nacional Cristiano, un movimiento que se proclamaba independiente, renovador y con ideas propias. Pero la primera decepción para sus seguidores se produjo el 20 de julio de 1992, cuando Claudia Rodríguez decidió destapar sus cartas, proclamarse liberal natural y participar en la elección del presidente del Senado que ganaría, gracias al voto de Claudia, el entonces senador José Blackburn. ¿Cómo explicar que una Senadora de un movimiento independiente, se revela de pronto como liberal y participa en una delicada decisión de un partido tradicional como el liberal?
Pero esas explicaciones estaban de más para los seguidores de los pastores, Claudia y César, y que creen la propaganda política del Partido Nacional Cristiano, cuya sede ha estado tradicionalmente en las instalaciones administrativas de la Misión Carismática Internacional.
En cuanto a su gestión como Senadora, solo presentó un proyecto de ley (el de la mujer cabeza de familia) que logró sacar adelante gracias al apoyo del entonces senador Álvaro Uribe Vélez. De resto nadie escuchó su voz, ni participó en un debate, ni buscó ejercer control político: solo “calentó” puesto. Pero eso fue suficiente para que sus seguidores respaldaran al papá de Claudia, el señor Alfonso Rodríguez, quien fue elegido para el Concejo de Bogotá.
Unos años más tarde, Claudia, quien vivía en Cajicá, decidió lanzarse como candidata a la Alcaldía Mayor de Bogotá. ¿Pero cómo, si vivía en Cajicá? Eso tampoco les importó a sus seguidores, que la respaldaron decididamente con los 30 o 40 mil votos. Claro, la fe ciega de los pastoreados no le alcanzó para llegar a la Alcaldía.
En las últimas elecciones para el Consejo, el representante del Partido Nacional Cristiano, Orlando Castañeda Serrano, locutor de MCI radio (antes Radio Fantasía) y seguidor de los Castellanos, fue elegido para ocupar una curul en la corporación distrital, gracias a que esos 30 o 40 mil votantes lo conocen y tienen el nombre presente del ahora pastor y antes locutor. Pero Castañeda Serrano le cedió su lugar a su segundo renglón.
La última aparición de la señora Rodríguez de Castellanos fue en la embajada de Colombia ante el Brasil. En una de las primeras columnas de Atrabilioso nos preguntamos cómo era posible que se nombrara a una persona de tan desconocidas habilidades diplomáticas, a la que sus seguidores llaman la doctora, para un cargo de representación internacional VITAL para nuestro país. Pues la respuesta eran, y siguen siendo, los 30 o 40 mil votos que le permitieron ocupar la embajada por 8 meses hasta que el gobierno brasileño (que vergüenza) informó que la embajadora era “poco activa” y que asistía a algunas reuniones en las que no pronunciaba palabra y de otras se marchaba sin despedirse. A tal punto llegó la situación, que el gobierno brasileño decidió adelantar todas las gestiones diplomáticas a través de su embajadora en Colombia.
Después de la renuncia, Claudia Rodríguez de Castellanos anunció que lanzará su nombre para el Senado de la República en una extraña coalición con Cambio Radical de Germán Vargas Lleras. ¿Llegará nuevamente al Congreso la señora Rodríguez de Castellanos con sus pocas realizaciones y después de dejar en vergüenza al país? Amanecerá y veremos.