En las últimas horas fue asesinado el Auxiliar de policía Carlos Eduardo Monroy González cuando intentó evitar un robo en la taquilla de la estación de Transmilenio del barrio Quiroga. Según las primeras versiones, el auxiliar confrontó al ladrón, quien al verse sorprendido le disparó en el pecho.Pese a la acción del valiente auxiliar, el delincuente logró sustraer 50 mil pesos correspondientes al recaudo de la estación.Indigna que en Colombia una vida valga menos de 22 dólares. Ofende que la muerte se lleve a un joven de 20 años. Pero saca de casillas la posición de la gerente de Transmilenio, Astrid Martínez, quien en declaraciones para RCN afirmó que “esa no era la función del auxiliar bachiller y que ellos están solo para enseñarle a la ciudadanía el buen comportamiento en esos sitios”. Entonces Monroy González , aparte de cumplir con sus funciones más allá del deber, ahora es culpado por su propia muerte, pues interpretando a la Gerente, fue asesinado por metido.Hace pocos días dos auxiliares bachilleres que prestaban servicio a las afueras de un colegio intentaron desarmar a un delincuente que acababa de recibir un revólver de manos de un menor. Al ser requisado por los uniformados, el delincuente disparó contra uno de los auxiliares que resultó herido en una pierna. Como no hubo un saldo trágico, el comandante de la policía de Engativa concedió declaraciones en todos los medios, orgulloso de la acción policial de sus subalternos desarmados.Pero ahora, en una situación similar, resulta que el héroe es declarado culpable por respetar el uniforme y la misión que le asignan, que es velar por el cumplimiento de la Constitución y de las leyes.La encrucijada para Carlos Eduardo era enorme: si permitía el robo sin hacer nada al respecto, podría ser sancionado, reprendido y cuestionado por no cumplir con el deber. Pero le hizo frente a un delincuente y esto le costó la vida, entonces, según la Gerente de Trasmilenio, es responsable por extralimitarse en sus funciones.Lo cierto es que los ciudadanos debemos sentirnos seguros con la presencia de un uniformado, sea auxiliar, agente, oficial o general de cualquier Fuerza Armada. Pero si tenemos que aprender a reconocer los distintivos para saber si podemos contar con la participación de un policía en caso de una agresión delincuencial, entonces los ciudadanos tenemos serios problemas de seguridad, porque si nos están robando frente a un auxiliar y este no responde, tendremos que conformarnos con la indiferencia del uniformado que no tendrá otro remedio que mirar sin actuar, porque si le ocurre algo o peor, si nos ocurre algo, será culpado por actuar en defensa nuestra sin que le correspondiera hacerlo.No es admisible la distorsión de los hechos, como tampoco lo es el cinismo de algunos funcionarios como Astrid Martínez quien, encontrándose con ejemplos de responsabilidad que ella nunca podría dar, optó por desacreditar una acción valerosa que merece la honra y el respeto de la ciudadanía.Duele la muerte de cualquier colombiano... pero es abominable que funcionarios irresponsables deformen las acciones valerosas y dañen la honra de un colombiano que dio la vida en el cumplimiento de su deber.
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